Estas son las historias de dos mujeres
extraordinarias e inspiradoras que tuvieron vidas apasionantes una huyendo de
una guerra y la otra como ciclista. Así es como ellas decidieron cómo vivir sus
vidas.
Alek Wek – Supermodelo 16 de abril 1967, Sudán
Había una vez una niña llamada Alek que
siempre se detenía junto a un árbol de mangos para comerse uno cuando volvía a
casa de la escuela. En el pueblo de Alek no había agua, ni electricidad. Debían
caminar hasta un pozo para obtener agua potable, pero su familia y ella
llevaban una vida simple y alegre. Por desgracia, un día se desató la guerra
terrible y la vida de Alek cambió para siempre. Su familia y ella debieron huir
del conflicto en medio de sirenas de advertencia que aullaban en todo el
pueblo. Con el tiempo, lograron escapar de la guerra y refugiarse en Londres.
Un dia, mientras Alek paseaba en el parque, se
le acercó un reclutador de talentos de una afamada agencia de modelos. Quería
reclutarla como modelo, pero la mamá de Alek no estaba de acuerdo. Sin embargo,
el agente persistió, hasta que por fin la mamá accedió. Ella es tan distinta a
las otras modelos que de inmediato se convirtió en una sensación. Y este es el
mensaje que tiene para todas las niñas del mundo:
“Eres hermosa. Está bien ser peculiar. Está
bien ser tímida. No necesitas ser igual que los demás.”
Alfonsina Strada – Ciclista 16 marzo de 1891 –
13 de septiembre de 1959, Italia
Había una vez una niña que conducía su
bicicleta tan rápido que apenas alcanzabas a verla pasar. —¡No vayas tan
rápido, Alfonsina!
Le gritaban sus padres, pero era demasiado
tarde, porque ya estaba muy lejos para escucharlos. Cuando Alfonsina se casó,
su familia tuvo la esperanza de que por fin renunciaría a la loca idea de
convertirse en ciclista profesional. Sin embargo, el día de su boda su esposo
le regaló una bicicleta de carreras nuevecita. Después se mudaron a Milán, en
donde Alfonsina empezó a entrenar de forma profesional, unos años después participo
en el Giro Italia, una de las carreras de ciclismo más difíciles del mundo.
Ninguna otra mujer lo había intentado antes. Siendo una carrera con fases de 21
días, de los 90 ciclistas que entraron a la competencia, solo 30 cruzaron la
meta y Alfonsina fue una de ellos. Por desgracia el siguiente año le
prohibieron competir, ya que solo era una carrera para hombres.
A Alfonsina le alegraría saber que las cosas
han cambiado mucho desde entonces. Ahora el ciclismo femenino es muy popular.
Incluso es un deporte olímpico.
Con estas dos historias tan impactantes, se
demuestra una vez más que las mujeres podemos llegar a ser grandes y que
podemos cambiar muchas cosas en la vida cotidiana donde aún hay mucha
injusticia para el supuesto “sexo débil”, pero está más que claro que somos muy
fuertes y que podemos marcar la diferencia.
KENYA
RODRÍGUEZ SAN JUAN
2°
BACHILLERATO
SOCIEDAD
PERIODÍSTICA
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